señor, señor

jueves, 2 de mayo de 2013

LA POLÍTICA DE LOS EUFEMISMOS

Según la RAE el eufemismo es la <<manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante>>. En política se utiliza para expresar una realidad que no les va a gustar a los votantes, por lo que no es ni más ni menos que el maquillaje de las palabras. Pero aunque mona se vista de seda, mona se queda.

Lo practican todos los partidos, con independencia de sus colores, y en los últimos años, hemos sido partícipes de numerosos aderezos a la hora de explicar ciertas políticas o situaciones nada aplaudidas por los ciudadanos que las sufren. El más sonado y que ayudó a perder unas elecciones fue el utilizado por José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Solves, Ministro de Economía y Hacienda del gobierno socialista, hablando de la desaceleración económica que sufría el país, cuando en realidad se referían a una crisis.

El uso de eufemismos, se transforma en un riesgo que los políticos asumen. Esas palabras malsonantes electoralmente son tabús en su lenguaje, pero una utilización indiscriminada termina por considerarse un engaño y le da la vuelta a la situación. Parece que no terminan de entender que la sinceridad a tiempo es más valorada que darse cuenta de que te tratan como si fueras corto de entendimiento, que es más suave que decir idiota.

El actual gobierno nos ha dado numerosos ejemplos de la riqueza de nuestro lenguaje y la manipulación a la que nos vemos sometidos, aunque insisto en que todos lo hacen. Así oímos hablar a Rajoy de ajustes o reformas estructurales necesarias, cuando se refería a recortes o líneas de crédito y saneamiento del sistema financiero frente a decir rescate bancario, como hacía Luis de Guindos, actual Ministro de Economía.

Sin duda uno de los que más revuelo causó entre los jóvenes es el utilizado por la Secretaria General de Inmigración y Emigración, Marina del Corral, comentando el espíritu aventurero de la juventud cuando le preguntaban por la fuga de cerebros o Fátima Bañez, actual Ministra de Empleo y Seguridad Social, que expresaba que se trataba del concepto de movilidad exterior.

Mientras, escuchábamos a Cristóbal Montoro incentivando la tributación de rentas no declaradas, en vez de referirse a la controvertida amnistía fiscal o incluso nos contaba que se trataba del afloramiento de bases imponibles. Una frase muy bonita que no tuvo los efectos que se vendieron y sí ayudó a blanquear dinero a diestro y siniestro a aquellos que quisieron. Tenemos multitud de casos de Gürtel que se han acogido a esta ventaja que ofrecía el Gobierno de España.

Para explicar la nacionalización de Bankia nos indicaron que el Estado tenía una titularidad indirecta de la entidad y hablar de los desahucios simbolizaba escuchar que se trataba de procedimientos de ejecución hipotecaria, evitando, supuestamente, el drama que la "palabra malsonante" tiene.

El Gobierno catalán tampoco se libra. El repago en sanidad era llamado ticket moderador, cuando los ciudadanos en realidad estaban pagando dos veces el mismo servicio a través de los impuestos y del euro por receta. Otro ejemplo es el cínico uso del eufemismo por parte del BCE que expuso la devaluación competitiva en vez de la rebaja salarial.

Ahora hablamos de finiquitos en diferido y de la ley de desindexación. Según la RAE esa palabra no está registrada, pero si buscas la raíz, indexar, que es registrar datos para elaborar índices y lo sumas al Índice de Precios al Consumo, sacas en conclusión que la pretensión es usar un índice diferente al IPC para los contratos públicos y quizás las pensiones. Teniendo en cuenta que dicho índice es el que se utiliza para la subida de salarios, todos empezamos a entender cuál es el propósito de una ley con el nombre inventado. Si el índice utilizado es menor al IPC, podemos hablar de congelación salarial o pérdida de poder adquisitivo. El colmo del eufemismo es sacar de la chistera de mago una palabra inexistente para decir algo que no va a gustar nada en absoluto. ¿Alguien se ha enterado? 

http://www.extremaduraprogresista.com/libre/40-libre-opinion/20340-cospedal-sin-pudor-por-bandera
Y nos queda la famosa tasa de crecimiento negativo del Ministro De Guindos, cuando se refiere a la recesión o la flexibilización del mercado laboral o simplificación de la contratación, hablando de la reforma laboral que incluía un desafortunado abaratamiento del despido.

Pero en todos los ámbitos de la vida, los eufemismos nos asaltan, teniendo un efecto neutralizador o anestésico, porque así hace menos daño o casi ni te enteras de lo que están diciendo. Las rebajas en una tienda de marca son ventajas especiales, los geriátricos son residencias de ancianos y los despidos colectivos son expedientes de regulación de empleo.

En nuestro mundo los problemas dejan de serlo para pasar a ser retos y los países subdesarrollados simplemente están en vías de desarrollo, porque suena mejor. Me pregunto dónde está la frontera entre decir la verdad aunque sea mala y querer maquillarla para que parezca buena. Estamos rodeados de metáforas, perífrasis y eufemismos, que a mi entender enturbian el buen entendimiento cuando son utilizadas para negar una realidad que hace daño. En tiempos de crisis, la verdad debería ser un valor en alza para el ciudadano, pero en política la hipocresía está ganando la batalla. ¿Ganaría más votos un político que dijese la verdad sin eufemismos? La respuesta la tienen los ciudadanos.

Señor, señor... 

Fuente: tengo dudas

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